martes, 7 de febrero de 2012

FIEBRE DE COMPRAS = FIEBRE DEL AMOR


                                      México es un país con tantos días oficiales, de festejo que no se podía dejar pasar la fecha que se acerca: el día del amor y la amistad o el día de San Valentín. Tan importante es este día para el comercio que ya han comenzado las compras compulsivas.

Entonces otro factor que puede ocasionar este trastorno del comprador compulsivo son estas fechas y la necesidad que ha creado la mercadotecnia en cada persona de adquirir productos.

FIEBRE DEL AMOR = FIEBRE DE COMPRAS


http://www.elmundodecordoba.com/noticias/local/1441850 

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DÍA DEL AMOR Y LA AMISTAD

Jueves, 26 Enero 2012
El día del amor y la amistad esta a la vuelta de la esquina, con ello las compras compulsivas de objetos relacionados con esta festividad también.
Por lo que ya se comienza a ver por las calles a enamorados que llevan los presentes para el ser amado.
A días de entrar en el mes del amor, los comercios ofertan opciones para regalar a esa persona tan especial.
Sin embargo, algunos no esperan el 14 de febrero y ya regalan globos alusivos a la romantica fecha.

domingo, 5 de febrero de 2012

Noticia1. Economía. México.

http://www.lagaceta.com.ar/nota/475999/Economia/chicos-agregan-al-carrito-productos-gratificacion.html

Los chicos le agregan al carrito los productos "de gratificación"

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Domingo 5 de Febrero de 2012 | Lic. Susana Nuti | Directora Fundación Mercado

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 PATIO DE JUEGOS. En el supermercado, los chicos también deciden. FOTOS-BEBES.NET
ampliar fotoampliar | PATIO DE JUEGOS. En el supermercado, los chicos también deciden. FOTOS-BEBES.NET
La decisión de consumo está determinada básicamente por las necesidades y restringida por el presupuesto disponible para realizar el gasto. Ahora bien, las necesidades tienen un límite demasiado laxo y varían constantemente en el tiempo, de allí el problema perpetuo de los recursos para satisfacerlas. En un campo bien concreto y puesto al frente del carrito del supermercado, el potencial consumidor puede tener diferentes comportamientos relacionados fundamentalmente con cuestiones de ingreso, edad, posición en el hogar. A esto se agregan circunstancias más coyunturales que se refieren a la disponibilidad de tiempo, a la cantidad de personas con las que acuda a realizar las compras y hasta el lapso que ha transcurrido desde la última vez que comió, entre otras. Algunos se preguntan si además hay una diferencia de género en las preferencias de compras. Está muy difundido el síndrome del comprador compulsivo y esto se extiende, según algunos, más entre el género femenino que masculino. En realidad, lo que más varía es el tipo de productos que se adquiere de acuerdo al género y no la propensión excesiva al gasto de los individuos afectados.

Pero retornando al carrito del supermercado, en la actualidad, se observa la mayor diferencia de acuerdo a los niveles de ingresos, donde aquellos que son más elevados aún conservan ciertos hábitos de marcas y calidades, que en algunos casos se han visto alterados por la disminución de la oferta importada. Las cantidades son las que han tenido cierta disminución en función de precios y también el almacenamiento de productos congelados por una cuestión de equilibrar espacio/estacionalidad. Los ingresos medios, también afectados por los movimientos de precios, tienden a balancear la posibilidad de conservar una canasta de cierta calidad con las ofertas que implican pagar por llevar una unidad extra, por ejemplo. Por otra parte, la tarjeta de crédito en el caso de ingresos altos y la combinación de tarjeta de crédito y tarjeta propia del comercio han determinado una conducta de relativa fidelidad itinerante entre comercios, seleccionando los días que resulta conveniente concurrir a uno u otro establecimiento.

En el caso de los menores ingresos, donde las cantidades y calidades se han resentido, se produce un consumo que ajusta ofertas de supermercados con facilidad de pago en comercios de diferentes formatos.

La diferencia en cuanto al gasto que se realiza por género está influenciada más que nada por el rol que el comprador tiene en el núcleo familiar. Ya sea hombre o mujer, la forma de realizar la compra se relaciona con la asiduidad con que concurre y la responsabilidad asignada. Si el hombre acude generalmente a realizar las compras en el supermercado y es el responsable habitual de esta tarea, resulta raro que efectúe gastos innecesarios o excesivos. En general, si sólo lo hace esporádicamente es probable que la persona se siente atraída a realizar una compra donde haya artículos más alejados de la canasta habitual de la familia, más que nada porque está expuesta a una cantidad de artículos que le resultan nuevos o diferentes a los que generalmente consume.

Un renglón aparte merecen los acompañantes, puesto que si son niños inclinarán la balanza hacia juguetes y golosinas, y si son adolescentes hacia una mayor sofisticación de algunos productos alimenticios (ej. Variadas versiones de yogures, cereales, congelados, etc.) Los mayores, habitualmente, resultan buenos consejeros para una adecuada combinación de alimentos. Obviamente, la decisión última la tiene el que debe enfrentar la caja al salida del supermercado.

Transtorno de Compras Compulsivas // Oniomanía


“-Lo vi, me gustó y lo compré.”

La oniomanía o compra compulsiva es un trastorno psicológico que comporta un deseo desenfrenado por comprar sin una necesidad real, es frecuente en estados depresivos y genera en la persona adicta una satisfacción inmediata con la que consigue borrar temporalmente los problemas y le da sentido a su vida. Gallimberti, Umberto. Diccionario de psicología, p.764
Oniomanía proviene de la raíz griega onio, que significa comprar. La primera vez que se usó el término “compras compulsivas” ocurrió en 1900 por Eugene Bleuler y Kraepelin.
"shopaholic" es otro término para las personas que compran ropa, zapatos, cosméticos, entre otras cosas de precios un alto o bajo costo y muchas veces ni siquiera desempaquetan los productos.
Todo esto es producto del consumismo influencia de los establecimientos comerciales  y hay varios factores que hacen que se desarrolle este trastorno así que nadie está exento de padecerlo y sin importar la crisis económica en el mundo ya que de acuerdo a la PROFECO aproximadamente el 55 por ciento de las mujeres mexicanas que viven en grandes ciudades son compradoras compulsivas.